Los aficionados disfrutan de un fructífero momento de la temporada

El Curueño, en el tramo comprendido entre su nacimiento y el límite inferior del coto de Valdepiélago, es el único río en régimen natural que mantiene la veda abierta (modalidad sin muerte) durante el mes de agosto. Los aficionados que se acercan a lanzar la caña en estas aguas, están disfrutando de uno de los momentos más fructíferos de la temporada y consiguiendo magnificas capturas a mosca artificial, especialmente al amanecer y atardecer, que es cuando los peces denotan mayor actividad. Sin embargo, los tramos bajos de este bello río leones, en los que se cerró la veda a finales de julio, están comenzando a padecer los efectos del estiaje y de los numerosos apresamientos que se producen para el riego de arboledas y praderíos, que motivan una merma extrema del caudal y en ocasiones dejan el río prácticamente seco en sus últimos tramos, ocasionando daños irreparables a las poblaciones trucheras.

Los habitantes de esta ribera, muchos de los cuales viven de actividades vinculadas a la pesca como la hostelería y la cría de gallos de pluma para la pesca, resaltan la enorme disminución de truchas que ha experimentado el Curueño en la última década, mencionando como principales causas el movimiento de áridos y la forma actual de defender los terrenos ante las crecidas a base de encauzamientos con escolleras que transforman el río en un auténtico canal sin apenas defensas para los peces, propiciando la desaparición de los grandes pozos y con ello la de lugares esenciales de refugio. Señalan que antiguamente para esto se empleaban entramados de troncos, piedras y enramados, que daban buenos resultados y constituían verdaderos fortines, inalterables por las crecidas y que daban cobijo a los peces sin alterar apenas el entorno natural. También se mencionan como aspectos negativos el incremento incontrolado de la nutria y el cormorán.